¿Qué beneficios tiene? Obviamente, relaja, mejora la concentración, le hace un enorme bien a nuestro sistema circulatorio, fortalece nuestras piernas… Además, comparado con ejercicios más intensos (caminar más deprisa o correr), tiene la ventaja de que las articulaciones “sufren” menos, con lo que sería una opción a tener en cuenta por todos y, en especial, por las personas propensas a sufrir problemas articulatorios.
Algunas personas caminan o andan un rato cada día para mantener su peso. Y bien que hacen… Caminar una hora al día es un recurso fácil, asequible y, si no se tienen problemas de movilidad, no supone un gran esfuerzo.
Y, pese a que algunos sostienen lo contrario, ayuda a adelgazar. Obviamente, se queman más calorías caminando a un paso rápido (o alternando el ritmo lento-rápido), sin parar durante lo que dure el ejercicio. En el Blog ANDAR ES SALUD, hemos comentado varias veces y dado consejos para conseguir esto.
Con una caminata lenta y relajante no estamos haciendo el mismo tipo de ejercicio cardiovascular que con una rápida, pero sí que podemos conseguir quemar más o menos las mismas calorías prolongando el paseo. El inconveniente es el tiempo. Adelgazar caminando despacio supone un buen rato cada día destinado únicamente a mover las piernas, por lo que, si ése es el fin, o hay que tener paciencia o cambiar a una actividad un poquito más intensa.
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