miércoles, 28 de abril de 2010

DIA INTERNACIONAL DE LA CONCIENCIA POR EL RUIDO

Hace más de una década que se habla del ruido como contaminante, sin embargo, difícilmente se lo encuentra considerado en la educación ambiental, ya que ésta centra su interés en lo ecológico.

Hoy 28 de abril, es el Día Internacional de la Conciencia por el Ruido. Por lo tanto, un día para pensarnos.

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Ya en 1966 se decía que el ruido es una sensación molesta y se lo asociaba con deterioro auditivo. Hoy el análisis es más complejo, implica converger en puntos comunes de socialización-comunicación-contaminación, en momentos de globalización.

Hacer ruido...para hacerse notar, llamar la atención, alarmar. Denota poder, ausencia afectiva. Genera enfrentamientos, conflictos, división y hasta clase social.
Dejando de lado la posibilidad de pensarlo desde la circunstancia personal de quien lo produce, pensemos en su procedencia. La contaminación acústica frecuente en las ciudades las provoca el hombre: alarmas, tránsito, maquinarias, recolección de residuos, electrodomésticos, aviones y helicópteros, música a fuerte intensidad, armas de fuegos, lugares de diversión, pirotecnia, juguetes sonoros, etc.

Es el hombre y su situación (de víctima y victimario) quien no reflexiona sobre las consecuencias que su propio accionar le genera a la sociedad toda y a sí mismo. El que lo provoca es, a su vez, víctima del ruido que provocó (porque daña su salud), y victimario del enfrentamiento que genera en su sociedad (familia, amigos, vecindario, compañeros de trabajo, etc.).

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Las consecuencias que la contaminación acústica provocan en la salud se reflejan a distintos niveles en el organismo: trastornos auditivos y de la voz, alteraciones fisiológicas (hormonales, cardiovasculares, respiratorias, digestivas, etc.) trastornos psicológicos (falta de atención y concentración, alteraciones en el sueño, molestias, angustia) y modificaciones de la conducta (irritabilidad, agresividad, deterioro del clima social, interferencia en la comunicación y en la actividad, dolor de cabeza y cuello, estados de tensión y depresión, deseos de escapar de él y dependencia).

A nivel social, el hombre necesita "envolverse" en una "caparazón acústica", dentro de un campo sonoro, y así, ausentarse de la realidad o rebelarse buscando ser escuchado (piquetes, cacerolazo, murgas).

Difícilmente se pueda escapar de esta circunstancia, el ruido se propaga en todos los sentidos, no se ve, imposible tocarlo, penetra impertinente, no pide permiso, nos invade y atrapa.

La convocatoria es construir espacios de sensibilización, concienciación y educación sostenidos en el tiempo.

1, 2, 3... futuras generaciones de sordos. Adolescentes y jóvenes que inician su carrera laboral en desventaja, profesionales en riesgo, adultos incomunicados... y me pregunto: cuánto tiempo de educación, sobre los trastornos que el ruido provoca en la salud, serán necesarios para volver a contar 1, 2, 3... y escuchar nuevamente el canto de los pájaros, los latidos del corazón, la brisa del viento, el murmullo del mar... y el silencio.

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